Una caja de madera finamente trabajada puesta en un edificio existente en la 10th Avenue inmediatamente define las intenciones iniciales de este diseño: descubrimiento, misterio y contradicción.
Al ingresar en esta caja de madera rústica, el visitante se abstrae de las ruidosas calles de Manhattan. En el hall de acceso, una gran mesa de mármol suspendida en un espacio revestido de madera reciclada y restaurada. Sin embargo, esto es sólo una idea de lo que pasa hacia el interior. La visión limitada aumenta la tensión y el deseo de exploración del restaurante
En el siguiente espacio, un vestíbulo de bronce se ilumina dentro de una segunda caja de madera. Esta entrada conduce a una barra monolítica de mármol, de 40 pies de largo, que descansa sobre un suelo rústico de concreto.
A la vez, esta barra define el largo corredor que conduce al espacio final del restaurant, situado en la parte inferior de un tramo de escaleras. Acá la luz tenue se encuentra contenida en un volumen completamente revestido de un tejido de varillas de Ocotillo.
Una serie de volúmenes de hormigón encierran este comedor principal y lo integran con los servicios del restaurant.
Una vez dentro, la experiencia ya no se define por la relación del restaurant con Nueva York; aquí la magia pertenece a una experiencia fantástica que es característica de América Latina
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