lunes, 12 de octubre de 2009

LA SANGRE Y LA LLUVIA



POR LAS VENAS DE BOGOTÁ
Jorge Navas, director



Esta película es un extraño homenaje a Bogotá, a su noche y a los seres nocturnos que la recorren. Es un filme para los que aman manejar bajo la lluvia y perderse entre los laberintos de sí mismos. La película habla de la soledad de las calles, de las almas solitarias que salen a desafiar la noche buscando ese algo intangible que puede llamarse amor , evasión, dinero, rumba o a veces la muerte misma.He sido un explorador de la ciudad, de las ciudades. Bogotá tiene su belleza especial y su propia oscuridad.


De ello he querido hablar, de ello he querido hacer una película, colocando la cámara desde el punto de vista de un taxista joven, errante e introvertido y de una hermosa chica, inteligentemente loca y con una felicidad suicida.

Cuántos de nosotros alguna vez no hemos querido salir como poseídos a perdernos en la noche, ya sea para escapar de un desamor, ya sea por una tristeza o una alegría infinita que nos supera o simplemente para romper la abrumadora rutina.

Todos lo hemos hecho, en compañía o en el anonimato.La ciudad siempre espera con sus brazos abiertos y una vez nos somete entre sus pechos de asfalto, empieza a dejarnos sentir las más suaves o salvajes caricias o de un momento a otro se transforma contra nosotros, convirtiéndose en un ser monstruoso que uno quisiera nunca antes haber invocado.Hay personas que buscan con placer morboso ese monstruo, hay otras que simplemente conviven con él.


Hay personas que nunca salen de sus cálidas casas para no encontrarlo cara a cara en la vuelta de la esquina y hay otras a las que simplemente, el monstruo como un ser necesitado de afecto, busca para reposar en su regazo:“La sangre y la lluvia” es un viaje a esa noche Bogotana. Una historia de amor entre esas calles llenas de ángeles caídos y demonios arrepentidos.


Es una invitación a perderse por un par de horas y descubrir los límites hasta los cuales nuestros cuerpos, nuestros corazones y nuestra morbosa curiosidad puede llegar

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